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Montañas

Historia de soportújar

Al menos hasta el siglo XVI esta población es conocida por el nombre de "Xabotaya" o "Soborcoxar", ambos topónimos de origen desconocido. La etimología popularmente aceptada del nombre es «lugar de soportales», del término latino "soportal", por lo que existe la creencia de que el municipio ya estaba poblado en tiempos de los romanos.

Soportújar nace como núcleo urbano a partir de una alquería que en el siglo XIII dependía de la taha de Órgiva. Hasta finales del siglo XVI estuvo habitado por musulmanes que introdujeron el sistema de regadío. Como parte del Señorío de Órgiva fue concedida a los hijos cristianos de Muley Hacén y posteriormente, como recompensa por el aplastamiento de la primera revuelta morisca, al Gran Capitán el 26 de septiembre de 1499. Por entonces era una población habitada por unas 70 familias moriscas. Como toda la comarca, tuvo especial protagonismo en la sublevación de Abén Humeya en el siglo XVI (1568-1571) y pagó las consecuencias con su despoblamiento tras la expulsión de los moriscos

El Rey Felipe II, en 1572, entregó el lugar a veintisiete familias cristianas traídas de Jaén, Montilla, Carcabuey, Yuste, Castilla La Vieja y Granada, a las que se les otorgó la titularidad pública de casi todo el término municipal, que pasó a pertenecer al común de los vecinos.

En esa época Soportújar era una pequeña aldea que con el paso de los siglos fue ganando población. Así el Catastro de Ensenada, de mediados del siglo XVIII, indica que el municipio tenía alrededor de 700 habitantes. Desde entonces ha conservado el carácter típico de la zona y se ha mantenido con un pequeño censo de población.

Decisiva también la desamortización civil de Madoz, realizada a partir de 1855, y en la que sacan a subasta las tierras que hasta entonces habían pertenecido al común de los vecinos; el municipio se vendió en lotes al mejor postor. El mismo Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, describe la población hacia 1840.1​

Las lluvias torrenciales de 1863 eliminaron valiosas fincas de regadío en torno al río Chico que fueron sustituidas por un enorme socavón, al deslizarse en masa toda la ladera.2​ La sustitución de los cultivos arbóreos por trigo y ganadería trajo consigo los corrimientos de tierra, que aún son relativamente frecuentes en años de lluvias.

En 1869, el pueblo de Soportújar solicita al Congreso la anulación de un crédito de 31 000 escudos, del que los vecinos eran partícipes por imposibilidad de realizar el pago.

Hacia 1870, Soportújar, que contaba por entonces con 669 habitantes, (Memoria sobre las Bibliotecas Populares, de Felipe Picatoste, 1870) era uno de los pocos pueblos en Granada que contaba con una biblioteca popular, con unos 160 volúmenes donados por el Ministerio de Fomento a petición del Director de la Escuela, D. Fernando Delgado Tobar.

Durante la Guerra Civil Soportújar se encontró en la zona sublevada. Aunque no hubo víctimas mortales, se dejarán notar y mucho las secuelas de las destrucción, pobreza y hambre que todo conflicto conlleva.

A partir de los años 50 comienza la emigración masiva hacia BarcelonaBilbaoAlemania y Francia, principalmente, por lo que el número de habitantes censados desciende: si 1950 había 837 habitantes, en 1975 apenas superaban los 200 (Fuente: INE). Entre 1950 y 1980, Soportújar perdió las dos terceras partes de su población.

A partir de los años 80 Soportújar mejora las condiciones de bienestar y comienzan a retornar algunos emigrantes. Desde entonces, la población, aunque envejecida, se mantiene estable o en ligero descenso. Actualmente se promociona el turismo rural a través del Proyecto Embrujo, y el senderismo. En las últimas décadas se han asentado en el municipio ciudadanos británicos y alemanes —entre otros—, gracias a los cuales se mantienen sus datos de población.

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